Renuévate a sal
Los cloradores de agua salada eliminan la necesidad de cloro líquido, cloro granulado o tabletas de cloro.
Lo primero es salinizar el agua de la piscina añadiendo sal especial para piscinas, aunque en una proporción mucho menor a la de la sal en el mar, concretamente nueve veces menor. Como resultado, el agua tiene un sabor salado equivalente al de una lágrima, es decir, casi perceptible por los bañistas. La cantidad es de unos 5 kg por metro cúbico aproximadamente.
Mediante la célula de cloración se realiza el proceso de la electrólisis en el que la sal (NaCl) se convierte en hipoclorito sódico (NaClO) disuelto en agua. La célula genera automáticamente el cloro libre necesario para su piscina, sin necesidad de añadir otra cosa que la sal. Éste es un potente desinfectante que destruye todos los microorganismos presentes en el agua.
Los cloradores de agua salada son unas máquinas que podemos instalar en cualquier piscina ya construida o de nueva construcción. Además, aunque la cloración salina supone realizar una inversión inicial, no tardarás en recuperarla ya que no debes adquirir ningún tipo de cloro ni desinfectante para la piscina. El propio clorador de agua salada se encarga de generarlo. El único gasto que supone la máquina de electrólisis salina es la adquisición de la sal a utilizar: un total de 2 o 3 sacos, dos veces al año.
